Viaje en tren y caminata hasta la finca Raixa

Un viaje para disfrutar de la naturaleza, del paisaje y de la historia. Acompáñanos a Raixa.

Rodeada de plantaciones de almendros y naranjos y con la espectacular Serra de Tramuntana como telón de fondo, la finca Raixa es un paraje mágico.

La historia de Mallorca comienza con el tranvía de Sóller, construido a principios del siglo XX como prolongación del tren para conectar el puerto con el núcleo urbano.

Poco antes, en 1912, se inauguró el Rayo Rojo, el ferrocarril de vía estrecha que conecta Palma con Sóller y que originalmente se usaba para transportar naranjas a la capital. Hoy en día, este pintoresco tren con bancos de madera es una atracción turística, cuya primera parada es el pueblo de montaña de Bunyola.

Coge el tren hasta Bunyola y emprende el camino a Raixa siguiendo las indicaciones. Cruza la carretera de Palma y pronto te encontrarás rodeado de almendros. Si es primavera, la floración de estos árboles te cautivará.

Delante se encuentra la finca, una auténtica reliquia histórica construida durante la ocupación árabe, antes del siglo XII. Su almazara (que ha sido restaurada) y su enorme depósito de agua (el más grande de Mallorca) parecen indicar que cumplía una función agrícola.

En el siglo XVIII se instaló aquí un cardenal que confirió a la propiedad un aire romántico, mandando construir un jardín de estilo italiano, con logia, fuentes, estatuas y torre de observación. Este lugar se ha usado en varias ocasiones como plató cinematográfico.

Déjate hechizar por Raixa y disfruta de este sitio tan especial con vistas a la bahía de Palma.

También puedes preparar un pícnic en la hacienda y dar de comer a los peces del estanque.

En la finca no hay ningún local donde tomar algo, pero en la pintoresca plaza del mercado de Bunyola encontrarás multitud de bares y restaurantes.

Raixa está abierta de martes a sábado de 10:00 a 15:00 h. La visita es gratuita, tanto del edificio principal como de los jardines.

P. D.: Los verdaderos niños de la naturaleza cabalgan sobre los estribos del Rayo Rojo. La mejor forma de contemplar (y fotografiar) el valle de los naranjos es desde el último vagón.