Como estudiantes de gestión deportiva, medios y eventos en la Academia Ascenso de Palma, nos asignaron un proyecto apasionante: realizar actividades que mostraran a los turistas cómo era Mallorca en sus orígenes y que ofrecieran una experiencia única a los huéspedes del Bikini Island & Mountain Hotel.
Como sabíamos que en la isla se había producido aceite de oliva durante siglos y que en los alrededores de Sóller se concentraba gran parte de la producción y el comercio de este producto, mi grupo decidió visitar la finca Ca'n Bardi de Sóller. En ella, el abogado Xim Alcover, de 69 años, y su esposa Paula elaboran aceite de oliva virgen de forma tradicional, tal y como se viene haciendo durante más de ochocientos años.
Paula nos dio la bienvenida en el patio de la finca con un vaso de zumo de naranja recién exprimido. Desde allí pudimos contemplar la vista panorámica de los campos de naranjos y olivos. La pareja posee unas veinticinco hectáreas de tierra, donde mayoritariamente cultivan miles de olivos que tienen entre setecientos y mil años de edad. La cosecha se produce entre mediados de octubre y mediados de abril. Estos árboles, con sus tortuosas y fascinantes raíces, y sus hojitas de color verde plateado, son mucho más antiguos que los almendros, naranjos y limoneros de la finca.
Tras darnos la bienvenida, Paula nos enseñó todo el complejo, empezando por una modesta habitación donde Xim estaba clasificando aceitunas en varios grupos.
Una vez separadas, las aceitunas se llevan a la almazara. Paula nos explicó con todo lujo de detalles cómo funciona este tipo de molino y cuáles son los aspectos más importantes. Al ver los métodos de trabajo y los utensilios que utilizan, nos quedó claro que la producción de aceite de oliva goza de una larga tradición. De hecho, las herramientas y el proceso de elaboración continúan siendo los mismos que hace cientos de años, con una única excepción: la almazara ya no la mueve un burro, sino un generador eléctrico.
El aceite se almacena en dos cisternas de piedra de más de cien años de antigüedad, donde puede llegar a permanecer hasta dos años. Paula nos mostró el resto de objetos y artilugios que había utilizado la familia Alcover durante siglos. En otro tiempo, los habitantes de la masía también se hacían su propio pan, por lo que eran prácticamente autosuficientes.
A continuación, nos mostró la parte de la casa donde viven: el salón, la cocina, los dormitorios... Todo tenía un aire majestuoso y venerable. El tiempo parecía haberse detenido en el interior de la finca señorial, haciendo que casi pareciera un museo. La última restauración se realizó en el siglo XVII.
El método de producción de esta histórica masía no resulta fácil de encontrar en otras partes de la isla. Si quieres salir de los circuitos habituales y conocer la Mallorca más tradicional, no puedes perderte este tour.
PD: Evidentemente, no pudimos resistir la tentación de llevarnos a casa un par de botellas de ese delicioso y suave oro líquido.
Bikini Island & Mountain Hotels
Ericus 1
20457 Hamburg
Germany
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